El origen de los relojes y su evolución en la antigüedad
ya sea el que llevamos en la muñeca o el que incorpora nuestro teléfono móvil. ¿Te has preguntado dónde empezó todo? ¿Cuál fue el origen de los relojes? SI quieres descubrirlo, sigue leyendo
El origen de los relojes
El primer dispositivo de relojería del que se tiene constancia se encuentra en el Antiguo Egipto. Se trata de un obelisco, un monumento largo y delgado (como el monumento a Washington o el obelisco que se encuentra en Plaza Castilla). La sombra que el obelisco arrojaba sobre el suelo era la referencia para decir qué parte del día o año era.
Alrededor del año 600 a.C, los egipcios inventaron el merkhet, que era una herramienta astronómica. Cuando se usaban en parejas, los merkhets podían servir para determinar el tiempo de la noche observando cuando pasaban las estrellas.
A partir de lo obelisco surgieron los relojes de sol, que empleaban marcas en el suelo para dar dividir las horas del día. Los primeros relojes de sol fueron creados como versiones en miniatura de un obelisco y evolucionaron desde una placa plana a diseños más complicados. Para el año 30 a. C., había al menos trece tipos diferentes de relojes de sol utilizados en Grecia, Italia y Asia Menor.
Los primeros relojes que no utilizaban el sol o las estrellas como marcadores de tiempo fueron relojes de agua llamados clepsidras.
Uno de los primeros relojes de agua fue encontrado en una tumba egipcia alrededor del año 1.500 aC. Y fueron adoptados posteriormente por los grigps. Los relojes de agua eran recipientes de piedra inclinados que permitían que el agua goteara consistentemente desde un pequeño agujero en el fondo. Como se sabía la velocidad a la que se vaciaba el agua se podía medir el tiempo, para lo cual el recipiente llevaba una serie de marcas en su interior.
Los relojes de agua eran muy útiles de noche, cuándo los relojes de sol dejaban de funcionar. Con el tiempo estos relojes fueron evolucionando y ya en la antigua Grecia y Roma, los relojes de agua se hicieron ligeramente mecánicos con partes móviles.
Debido a que era difícil crear un flujo y una presión consistentes de agua, este tipo de relojes no siempre eran precisos. Por eso la gente continuó desarrollando nuevas formas de medir el tiempo que con el avance de la ciencia desembocaron en los modernos relojes que usamos ahora.
¿Qué te han parecido los orígenes de los relojes? Déjanos tus impresiones en los comentarios.