Cuál es la pluma estilográfica más antigua que se conserva
La historia de la pluma estilográfica es también la historia de la escritura, que se inicia en plumas reales de aves y que llega hasta su invención en 1827, patentada por el inventor rumano Petrache Poenaru. No obstante, esas primeras plumas distan mucho de las estilográficas tal como las conocemos ahora, y de los objetos de colección más codiciados por personas de las altas esferas. Si quieres saber cuál es la pluma estilográfica más antigua que se conserva, sigue leyendo.
La pluma estilográfica antiguada mejor conservada
A comienzos de 1850 y en los años posteriores, la fabricación de estilográficas sufrió un auge, realizadas con un plumín hueco y un alambre como válvula. En este momento, se utilizaban para el diseño técnico especialmente, y no fue hasta 1880 cuando su producción se realizó en masa.
De esta época es relativamente fácil encontrar modelos de plumas creadas por los fabricantes más conocidos, como Pelikan, Parker o Montblanc, pero no es fácil encontrar alguna de las estilográficas marcadas por Poenaru.
El siguiente paso a aquellas primeras plumas lo dio la marca Waterman, una de las más antiguas en cuanto a la fabricación de estos elementos. Lewis Waterman, fundador de la marca, adquirió una de las plumas de Poenaru, pero comprobó que no se trataba de un instrumento muy preciso. Por eso, durante años se dedicó a buscar un nuevo sistema para conseguir que sus plumas aumentaran en cuanto a calidad y facilidad de uso.
Waterman presentó finalmente su patente en 1884, una pluma sencilla y sobria, con capuchón a presión y carga a cuentagotas, de la que se desconoce el paradero. A partir de este año, comienza a crear plumas en serie de alta calidad, llegando en los siguientes años a ganarse el estatus de marca más importante en el desarrollo de plumas estilográficas.
En esta segunda fase, que se comprende entre 1890 y 1905, realiza plumas con materiales como ebonita negra, oro, plata o nácar. De esta época sí es posible encontrar plumas en perfecto estado de conservación y en colecciones particulares, de modo que puede decirse que la pluma estilográfica más antigua que se conserva es una Waterman original, que data entre 1890 y 1905.
Estas primeras plumas quizá no sean las más espectaculares, y posiblemente tampoco las más caras, pero sin duda tienen algo especial en su composición, un trocito de historia donde comienza el camino de un objeto que a día de hoy sigue siendo muy valorado y apreciado a pesar de la introducción de las nuevas tecnologías. Si quieres saber lo que se siente al escribir con una estilográfica, no dudes en visitar nuestra sección de plumas.